Jimmy Hendrix
El camino de los excesos, conduce al templo de la sabiduría, gustaba repetir al Rey Lagarto, citando al poeta William Blake.
Jim Morrison
El caso de Brian Jones es quizá el que presenta características más escandalosas. Si bien el guitarrista de los Rolling Stones (que a decir de muchos fans, era el verdadero cerebro de la banda, y por mucho el personaje más profundo, oscuro y misterioso de las autollamadas “Satánicas Majestades”) pertenece al club de los 27, también es huésped de otra leyenda negra, o dicho de otro modo, de otro club infame, y no precisamente el de los Dandys del Infierno.
Janis Joplin
Para los detractores del rock, quienes lo consideran un vehículo del satanismo, algunas bandas le deben su fama y fortuna a un pacto diabólico, en el que los músicos hambrientos de fama y fortuna, aceptan tributar la vida de uno de sus miembros a cambio de los favores del Príncipe de las tinieblas, quién sin aviso previo, pasará a recoger su tributo en el momento que le plazca (y al azar, por supuesto).
Rolling Stones
Los Rolling Stones pertenecen a este selecto club, junto con Led Zepellin y Kiss, bandas que siempre han sido tachadas de hacer proselitismo a favor del partido de oposición del Altísimo. Supuestamente, para quienes defienden esta teoría, la palabra Kiss es el acrónimo de Kings In Satan Service. Así mismo, Stairway to Heaven, quizá la más famosa canción de Led Zepellin, está plagada de simbolismos demoníacos.
Kiss
Para documentar nuestra paranoia, John Boham, el baterista de Led Zepellin, falleció a causa de tragarse su propio vómito en una congestión alcohólica en la mansión de Jimmy Page. Por cierto, por dicha mansión Page pagó una fortuna, ya que había pertenecido originalmente a Aleister Crowley -famoso ocultista considerado como el mayor apologista del satanismo- quien la construyó sobre las ruinas de una iglesia que ardió en llamas con todos sus feligreses dentro. Satanista o no, Jimmy Page debe ser un tipo muy morboso.
Led Zepellin
Los Rolling Stones también tuvieron cercanía –indirecta- con Croewley, ya que mediante su grupies y amigas, Marianne Faithfull y Anita Pallenberg, conocieron a un discípulo de Aleister, Kenneth Anger. Este personaje los inició en el satanismo, y de este episodio nacieron Symphaty for the devil, To their Satanic Majesties Request e Invocation of my Demon brother.
John Boham
También surgieron declaraciones de Jagger, diciendo que el mismo era la reencarnación de Lucifer. La prueba irrefutable de que dicho pacto ha sido firmado por estas bandas (para quienes defienden esta teoría, aclaro) estriba en las muertes de un miembro de cada una de ellas. Brian Jones en el caso de los Rolling Stones, John Boham en Led Zepellin y Eric Carr en el de Kiss. Pero en este último caso, Carr falleció de causas nada sobrenaturales, cáncer, y él no perteneció a la alineación original de los supuestos reyes al servicio de Satán.
Eric Carr
En mi opinión, estas versiones no merecen tomarse en serio, si acaso, les concedo mucho ingenio y humor –involuntario-, así como un gran sentido de la oportunidad, utilizado de un modo muy morboso y poco ético.
Así mismo, me parece que son muy elocuentes de la locura que ronda en los rockstars.
Que Jagger haya dicho que él era el mismísimo Lucifer, nos habla más del estado mental que tenía en ese momento, que del espiritual (las drogas contribuyen, de hecho).
David Bowie se alucinaba que era un extraterrestre y John Lennon se ufanaba de ser más famoso que Jesucristo. Ahora resulta que la muerte de Brian Jones no se debe a su funesta membresía en el club de los 27, ni al pacto diabólico firmado por los Stones.
Fuentes policiales han revelado que Brian Jones pudo ser asesinado por Frank Thorogood, un vulgar contratista a quien Brian le debía una fuerte suma de dinero.
Al parecer, el contratista –acompañado de otros matones- quiso amedrentar al músico para que este le pagara la suma en discordia y para ello le metió la cabeza en una cubeta con agua mientras lo amenazaba con matarlo.
Brian Jones pereció ahogado, y los maleantes lo desnudaron, lo vistieron con un traje de baño y lo tiraron a su alberca (todo esto es dramatizado en el filme Stoned, dirigido por Sthepen Wooley).
Con ello, las leyendas sobre el club de los 27 y del pacto diabólico quedarán en entredicho, aunque no faltara la teoría paranoica que diga que esta última versión –la del asesinato- sea también falsa, lo cual, por morboso, no me parece del todo imposible.
Ahora que lo pienso, Mick Jagger y Keith Richards, ya deberían estar muertos, o por lo menos,
muy deteriorados físicamente...
oh...
¿Será qué…?...
Atte. GoldenBoy