
Nosotros sosteníamos la respiración, como suspendidos, mientras la negra noche envolvía su imponente cabello oscuro y el viento bailaba con su majestuoso traje negro.
De repente pudimos ver que su rostro resplandeció mientras miraba la luna llena. En ese momento levantó su poderosa mano y, retirándose para atormentar a los santos que aún viven en la tierra, con la dulce mirada de un amante, y con la tierna voz de un padre hacia su hijo pequeño nos dijo: "La inquietud esté siempre con vosotros", y su suave voz nos cubrió con la fuerza del viento cuando agita las hojas de los árboles, pues escuchen OH mortales, no sabéis como es de atrayente el demonio, pues si no tuviera belleza jamás nos habría seducido.
Atte. CarlVader
No hay comentarios:
Publicar un comentario